Casa y hogar

Película, manta y ¡palomitas de maíz!

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A las puertas del fin de semana y por si se nos había olvidado que estamos en primavera, la borrasca Lola nos recuerda que abril aguas mil y que poco vamos a poder disfrutar del aire libre y la naturaleza durante los próximos días, a menos que nos arriesguemos a terminar con una buena mojadura.

Ante este panorama no va a quedar otra que recurrir al clásico de “peli y manta”, ahora que las plataformas digitales de TV están a la orden del día y acompañados como no podía ser de otra manera de nuestro cuenco de palomitas de maíz, o en su defecto, de pipas de girasol. Si eres de los que cultivan por sí mismos maíz o girasol estás ante una ocasión perfecta para disfrutar los frutos de tu cultivo.

En caso contrario siempre podrás comprarlos en una tienda de alimentación, pero has de saber que en Ricardo Terán S.L. encontrarás sobres de semillas tanto de maíz como de girasol para que des el salto y nunca te falten las palomitas o las pipas en situaciones como la que se nos presenta en estos días. En nuestros Agricentros de O Barco y A Rúa así como en el Garden Sil tenemos sobres como estos de la marca Clemente Viven que son ideales para estos casos.

¿Pero, alguna vez te has preguntado por qué se comen palomitas viendo películas? te lo explicamos a continuación…

La crisis de 1929 en Estados Unidos

El binomio palomitas-película no es más reciente de lo que podríamos imaginar. Ocurre en los cines y también en el sofá de casa, pero la tradición se remonta a hace casi 100 años, coincidiendo con la gran depresión en los Estados Unidos y afectando especialmente a la clase trabajadora, que vio como de la noche a la mañana perdía su empleo, ahorros y modo de vida.

Por aquel entonces estaba de moda el cine, no hacía mucho que las pantallas proyectaban películas sonoras, por lo que el “séptimo arte” ya no era un elemento elitista reservado a las clases cultas que sabían leer (cine mudo). El cine se convirtió en un gran negocio para sus dueños y una gran distracción para la mayoría de la población, que sacudida por este duro golpe optaba por este medio para olvidar sus problemas por un rato.

La mayoría de los espectadores entraba en las salas con productos comprados en el exterior, especialmente palomitas de maíz ya que era un alimento o snack muy barato de adquirir así como de producir. En un primer momento los dueños de las salas de cine no querían que se introdujera comida en el interior para no manchar el aspecto solemne que querían imitar de los teatros. Los espectadores trataban de hacer caso omiso a las prohibiciones incluso ocultando las palomitas en sus abrigos y bolsillos, lo que llevó a los dueños de los cines y a los revisores incluso a cachear en la búsqueda de estas bolas de maíz.

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No obstante, la crisis económica y la realidad llevó en 1938 a que los propietarios de los cines no pudieran ignorar la oportunidad de aumentar su lucro y de contentar a las masas. Unas ganancias que hasta la fecha solo se llevaban los vendedores callejeros. Así, los empresarios optaron por comenzar a instalar sus propias máquinas de palomitas y vender sus aperitivos en las entradas a las salas para aumentar su margen de beneficios. También permitieron que algunos de estos comerciantes hicieran negocio en su interior o en una esquina del edificio a cambio de una tasa diaria.

Esta cultura de comer palomitas en el cine llegó también a Europa y se expandió en el Viejo Continente. Aunque, posteriormente, la llegada de la televisión a los hogares en los años 50 y 60 implicó un descenso del consumo audiovisual en las salas de proyecciones y con ello una bajada en la ingesta de palomitas, que además eran más costosas de realizar en casa. Por suerte, el invento del microondas en los 70 se descubrió como un electrodoméstico que facilitó el volver a consumir el preciado snack de maíz ya no solo en el cine, sino también en el calor del hogar. Así hasta llegar al día de hoy.

De esta manera se popularizó el consumo de este producto, que evidentemente ha evolucionado con el paso del tiempo y ha dejado paso también a las pipas, pero que sigue ocupando un lugar privilegiado dentro de los artículos más consumidos en las salas de cine y cómo no, en el sofá de nuestras casas ante estas borrascas de temporada como la que se nos avecina.